A mi me interesa no cambiar mi estado entre cuando me toca hacer y cuando me toca ser testigo.
¿Cómo es el estado del testigo?
Estar en si y observar al otro. Vera comenta que en su experiencia de realizar los ejercicios de hacer y atestiguar, observa un cambio en su forma de ser testigo, en el inicio se observaba más hacia afuera, luego con un poco menos de tono y más disponibilidad siguió observando pero estando más en ella.
¿Cómo hacedora......
como asumir el riesgo? ¿Qué nos frena cuando nos frenamos?
"¿Pero cómo borronear la frontera entre el hacedor y el testigo?, ¿Por qué aparece el cambio de estado?, ¿Tendrá que ver con la aparición de las expectativas sobre nosotras mismas?, Ruth propone:
desafiar la imagen idealizada de nosotras mismas.
Vamos a pensar en esa frontera, en ese límite entre el estado de ser testigo y de ser hacedor no como un punto ni una línea, sino como un área. Vamos a ofrecerle al cambio entre hacer y atestiguar más espesor, más matices.
Una colega al visitar el blog, envío vía mail un aporte intersante:
ResponderEliminarLo primero que me vino, en relación a la frontera de la que hablan, entre el hacer y el observar, es imaginarla como una membrana permeable. La membrana celular por ejemplo, que deja entra y salir permanentemente los fluidos y así se nutre y expulsa lo que no necesita . A su vez es a través de ella que se relaciona con el entorno. Es una doble membrana que opera de contención y también para la comunicación.